Era otra época. La peste negra nos acorralo y se me ocurrió robar un barco
para escapar junto a un grupo de gente hacia algún lugar donde no hubiera
tanta enfermedad.
Por un momento nos sentimos a salvo, no se bien a donde íbamos, supongo que
a Corsega o Cerdeña.
Al cabo de unos días empezó el desastre, nuestra amiga oscura estaba entre
nosotros.
Creo que nadie sobrevivió a ese viaje.
Lo que si tengo grabado en mi corazón es el profundo pesar que sentí al ver
lo inevitable.
Les fallé y todavía lo siento en mis sueños.
Nunca olvidaría algo así.
Fernando Sar